En cuestión de horas, las redes se incendiaron por la hipotética posibilidad de que explicó el malentendido poco tiempo después, asegurando a la comunidad que nunca eliminará a aquellos s que tengan títulos adquiridos en sus bibliotecas, pero esto no impidió la reaparición de un miedo constante entre los fans de los videojuegos: ¿qué pasa con sus títulos si cierran las tiendas digitales en el futuro?
Nuestro compañero Alejandro Pascual nos contaba algunos de los problemas provocados por la obsesión por hacernos jugar siempre conectados a Internet, abriendo también el interesante debate de qué pasará con nuestros juegos si los servidores se apagan o una tienda desaparece. Aunque no parecen existir motivos reales para preocuparnos por las grandes plataformas como Steam, PlayStation, Xbox o Nintendo, ser conscientes de cómo está planteada la propiedad en estos productos y cómo nos afectaría el futuro de sus distribuidores es un ejercicio que han realizado nuestros colegas de Jeuxvideo.

"La retirada de un juego, salvo en el caso de una licencia de duración determinada prevista en el contrato, podría constituir una falta por parte del vendedor, ya que impediría al comprador utilizar el bien intangible que ha adquirido", explicaba Nicolás Bressand, abogado del Colegio de Abogados de Lyon y experto en propiedad intelectual. "Por lo tanto, el comprador podría, en principio, reclamar la responsabilidad del vendedor y obtener el reembolso total o parcial de la cantidad pagada a cambio del juego. Pero todo esto sigue siendo teórico, las interpretaciones hechas por los tribunales de la ley aplicable y las condiciones contractuales de las plataformas siguen siendo inciertas", señalaba.
En caso de cierre, los jugadores dependerían de la buena voluntad del operador
Afortunadamente, las grandes compañías de videojuegos han estado esforzándose por transmitir una imagen de seguridad y respeto por el que, perdamos la oportunidad de hacernos con ellos.

El año pasado, Windows Central abordó el controvertido tema del DRM, uno de los elementos que ha provocado en multitud de ocasiones que los juegos dejen de funcionar cuando los servidores se caen y, en el caso de las licencias de activación que permiten el a los juegos, Microsoft ha asegurado que una vez se activa, es "para siempre", permitiéndonos jugar sin conexión sin que sus licencias caduquen, con la excepción de que cambiemos de consola. "En caso de cierre de los servicios, hay muchas razones para pensar que los jugadores dependerían de la buena voluntad del operador que podría, en el mejor de los casos, dar a los s la posibilidad de seguir jugando con una copia local", aseguraba Nicolas Bressand.
Si revisamos los diferentes contratos de licencia de software de las principales compañías, tanto Valve, como Xbox, PlayStation y Nintendo ofrecen los mismos términos de servicio para la descarga de juegos: "Todos los activos digitales tienen licencia, no se venden", podemos leer en el acuerdo, "puede perder el a los activos digitales o modificar la naturaleza de su ".

El aspecto importante, tal y como señala Bressand, radica en que, en la mayoría de los casos, las condiciones de uso de las plataformas no reconocen la propiedad del jugador sobre el juego descargado: "Por lo general, el cliente solo tiene derecho a utilizar el juego del que tiene licencia, sin posibilidad, por ejemplo, de transferir esta licencia a un tercero. Así, por ejemplo, el cliente de Steam acepta al utilizar estos servicios que los juegos son 'licenciados, no vendidos', lo que, por lo tanto, no le confiere ningún derecho o título sobre los mismos".
Los juegos digitales comprados en una plataforma como Steam no han sido diseñados para usos externos, en consecuencia, existen limitaciones técnicas a la explotación de estos juegos que "impiden su reventa o uso fuera de la plataforma". Así que, si estás preocupado, aunque sea remotamente, por la posibilidad de perder tus juegos en un hipotético futuro donde las grandes compañías de videojuegos hayan desaparecido, en realidad, sí tienes razones para estarlo, porque en la actualidad, nada obliga a estas compañías a garantizar el al contenido comprado en caso de cierre definitivo, aunque por supuesto, este es un escenario del todo improbable. La alternativa para los coleccionistas de videojuegos clásicos parece sencilla: seguir comprando en formato físico, aunque esta podría no ser siempre una solución tan fácil en un mercado en el que tan sólo una décima parte de los nuevos títulos pueden adquirirse en formato físico.
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