José A. Mateo Albuerne
Jefe de Actualidad¿Qué sería de los videojuegos si no se nos permitiera tener sorpresas? Pues sería mucho más aburrido, eso seguro. En un año en el que los triple A están de capa caída, así como la mitad de la industria está pendiente de lo que hagan en 2025 en Rockstar, los fans del entretenimiento interactivo hemos necesitado de que la esfera independiente nos hiciera feliz a lo largo de estos últimos doce meses.
Balatro llegó para eliminar el concepto de "horas muertas" de nuestro vocabulario, mientras Animal Well sí lo hace. Ha sido una cosecha muy potente en el ámbito independiente este 2024 y nos faltaba un título por dedicarle un texto a estas alturas del año: Arco.
Desarrollado por cuatro personas, Arco es una historia de venganza en una especie de salvaje oeste fantástico, de inspiración mesoamericana. Cuatro personajes principales verán como sus historias se entrelazan, creando una de las experiencias narrativas más notables del año. Aunque estemos frente a un título con un pixel art bonito, pero indudablemente discreto, Arco es capaz de contar mucho con lo que para otros juegos sería muy poco.
Tres historias que se entrelazan
En cierto modo, Arco me recordaba mucho a esa corriente de J-RPG que nos llegó en la generación de SNES y PSX. Me refiero a títulos como Final Fantasy VI o Suikoden concretamente, en los que sus desarrolladores se atrevían a profundizar en las historias de cada uno de sus personajes, cediendo el control de estos, desde el plano jugable y sin sobreexposición.
Arco lo hace con sus cuatro personajes principales, contando mucho con mecánicas y decisiones del jugador. La historia cambia, a veces de formas sutiles y otras de formas potentes, pero casi siempre tiene un reflejo en el plano jugable. No especificaré momentos, porque no dejan de ser spoiler, pero sí que el juego es muy diestro a la hora de fusionar trama con jugabilidad.
Y a los mandos se le ha comparado mucho con SUPERHOT, aunque estéticamente estén en polos opuestos. En el shooter en primera persona el tiempo avanzaba cuando nos movíamos o realizábamos acciones, y algo similar sucede en el RPG editado por Panic. Arco articula su combate en base a turnos donde realizamos acciones o nos movemos, siendo el preciso instante donde estas se llevan a cabo cuando el tiempo avanza.
Jugabilidad al servicio de la historia, pero sin sacrificios
Esto crea una dinámica de estrategia en pseudotiempo real muy dinámica y fluida. Si disparamos una flecha, esta tardará más en llegar a su objetivo, el cual puede haberse movido durante la trayectoria, o ser nuestro proyectil más lento que una bala disparada por un arma de fuego. Arco presenta muchas sutilezas en su combate, las cuales se comprueban no tanto leyendo texto o estudiando un grimorio, como probando dentro de las propias peleas.
Tenemos progresión en base a árboles de habilidades y a unos puntos que podemos ir asignando a medida que subimos de nivel, llegando a conseguir distintas formas de jugar incluso con el mismo personaje. Pero, lo que es más interesante, a veces es la historia la que moldea la propia progresión. De nuevo, estamos entrando en terreno spoilers, pero es brillante lo que Arco propone en este ámbito, pudiendo conseguir habilidades simplemente porque has pasado tiempo con tal o cual personaje.
Si a esto le sumamos una banda sonora espectacular, con canciones muy emotivas y que ocupan momentos clave en Arco, así como un guion muy interesante, tenemos una de las mejores experiencias que podemos encontrar en este año. Porque sí, el trabajo de Franek, Max Cahill, Bibiki y Fáyer nos recuerda algo que a veces se olvida: los videojuegos son mucho mejores cuando aprovechan su interactividad y mecánicas para contar historias.
Ver 1 comentarios