Si buscas un juego de mesa para entretener a la familia estas Navidades, he dado con uno imbatible que funciona tanto con primos como con abuelos

Toma 6 es pequeño pero matón, y un clásico tan accesible como adictivo

Tomaseis
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Miguel Solo

Editor

Ya sea como regalo o para acompañar a reuniones familiares, losCatán solo va a gustar a una pequeña parte de los presentes, creo que tengo la recomendación ideal. Se llama Toma 6 y es un juego de cartas barato, corto, de temática numérica y con un sistema de juego tan sencillo pero adictivo que enganchará a cualquier jugador independientemente de su experiencia.

En Toma 6 tu objetivo es colocar una carta numérica de tu mano en la mesa. Números del 1 al 104 que corresponden a una de las cuatro filas en juego. Tu carta debe ir obligatoriamente detrás del número más cercano de la mesa, por lo que si una fila tiene el 7 y tu carta es el 9, hay bastantes papeletas de que vaya ahí. ¿Dónde está la gracia? No hay turnos. Todos los jugadores eligen y revelan su carta a la vez, que se colocan de más pequeña a más grande en sus respectivas filas. Eso sí, el primer jugador en ser la sexta carta en una fila se come la fila entera. Esos puntos son malos y se acumulan entre rondas.

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Aquí por tanto gana el que tenga menos puntos. Aquellos lo suficientemente estrategas (y también suertudos, es parte importante de la ecuación) para saber qué cartas de su mano colocar y cuándo para comerse los menos puntos posibles. Aunque el manual propone hacer las rondas necesarias hasta que alguien llegue a 66 puntos, realmente el juego puede parar cuando se quiera. La estructura de rondas no varía.

Por qué es una buena opción navideña

Hay dos cosas muy buenas que lo hacen un juego ideal para reuniones navideñas. La primera es su flexible número de jugadores. Toma 6 puede jugarse con hasta 10 jugadores, un número muy poco habitual a no ser que te metas ya en algo tipo "party", y aquí no hace falta dibujar ni hacer mímica, algo que gustará a los más tímidos. Con solo dos jugadores también funciona sorprendentemente bien, ya que es algo menos caótico y da más bola a estrategizar.

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La segunda cosa muy buena es que el bucle de juego es lo suficientemente predecible para poder echar una partida de forma distendida. Por lo que incluso en casos de estar en el traqueteo de un bar o de una comida familiar, con jugadores entrando y saliendo, es perfectamente disfrutable y emocionante. Su fórmula es adictiva, además, con ese momento de revelar todas las cartas y saber si eres tú el que se come el marrón funcionando una y otra vez a lo largo de varias rondas.

Para los más jugones que quieran un desafío extra, existe una versión del 30 aniversario que además de venir en una caja más apañada con un par de detallitos extra (sin subir mucho el precio) incluye una expansión con nuevas cartas que le dan una capa estratégica. Estas te permiten hacer acciones que rompen la estructura normal, como añadir una quinta fila a la mesa o poder meter cartas en medio de otras ya colocadas.

Existe también una versión Junior, pero mi recomendación es que no te molestes con ella. Tiene una estética más infantil y unas dinámicas menos emocionantes que echarán para atrás a los más mayores, y el sistema de juego del original es tan sencillo que incluso los más peques pueden disfrutarlo sin ningún problema.

Imágenes: Mercurio, Shut Up & Sit Down

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