No es un secreto que los videojuegos son una herramienta poderosa para contar historias. Pero en los últimos años, también se han convertido en el escenario de una de las decisiones más importantes de la vida: el matrimonio. Cada vez más jugadores están utilizando títulos como Super Mario Maker o Minecraft para diseñar niveles personalizados donde la última meta no es una moneda ni una bandera, sino una propuesta de amor—original, ¿eh?—.
Estos gestos tan creativos mezclan emoción, diseño y nostalgia. Y aunque algunos pueden parecer anecdóticos, lo cierto es que le han tocado la patata a miles de personas en todo el mundo, convirtiéndose en virales y en ejemplos perfectos de cómo el juego puede ir más allá de la pantalla y tocar la realidad.
Shane y Pam: un nivel para el "sí, quiero"
En 2016, Shane Birkinbine decidió que pedirle matrimonio a su novia Pam Edwards debía ser algo especial… y jugable. Usando Super Mario Maker, diseñó un nivel en el que, tras superar enemigos y obstáculos, Pam llegaba a una zona abierta donde unos cuantos bloques cuidadosamente colocados formaban una frase inolvidable: "Pam, ¿quieres casarte conmigo?"

El momento fue grabado y compartido en redes sociales. La reacción de Pam, primero sorprendida y luego convertida en un mar de lágrimas de alegría, conquistó a miles de personas. Shane no solo diseñó un nivel, diseñó una memoria eterna. El vídeo apareció en medios internacionales y demostró que los videojuegos también pueden ser una carta de amor.
Jae y Maleea: una fiesta que terminó con un anillo
Después de esta propuesta, el joven Jae llevó esta idea un paso más allá. Durante la fiesta de cumpleaños de su novia Maleea, organizada como evento de disfraces de Halloween, preparó una sorpresa en forma de nivel de Super Mario Maker 2. Cada sección representaba momentos únicos de su relación: desde su primer encuentro en una barbacoa coreana hasta los viajes compartidos.
Al llegar al final, otros tantos bloques aparecieron con un mensaje muy claro: "¿Te quieres casar conmigo?". La respuesta, entre aplausos y lágrimas, fue un rotundo sí. La historia se compartió sin parar en redes sociales y en distintos medios. Para Maleea, ese fue "el mejor cumpleaños de su vida". Para muchos, fue un ejemplo del poder de los videojuegos como vehículo de expresión emocional. A mi todo esto me encanta porque nos enseña cómo de creativos podemos ser, sin tener miedo al qué dirán y sin renunciar a lo que más nos gusta: los videojuegos.

¿Puede un videojuego ser una carta de amor? Para mi y para todos estos muchachos de los que hemos hablado, la respuesta es sí. Crecer con consolas y mandos en la mano ha hecho que muchas personas vean en los videojuegos no solo un pasatiempo, sino una forma de hablar, de conectar y de compartir su mundo interior.
Diseñar un nivel personalizado requiere tiempo, esfuerzo y atención al detalle. Cada bloque colocado, cada enemigo elegido, cada plataforma sincronizada forma parte de un mensaje cuidadosamente construido. Como quien escribe un poema o compone una canción, aquí se está construyendo algo que tiene tanto de reto como de sentimiento.
La viralidad como testigo
Muchas de estas propuestas se vuelven virales no solo por su romanticismo, sino por lo que representan: un nuevo tipo de lenguaje cultural. El mundo digital se convierte en testigo. Las redes sociales hacen el resto. Algunos vídeos acumulan millones de visualizaciones y acaban siendo comentados en medios internacionales. Incluso desarrolladores de los propios juegos han llegado a felicitar a los involucrados o a compartir los niveles como ejemplo de lo que su comunidad puede lograr.
Lo que para muchos son simplemente "niveles personalizados" podrían considerarse pequeñas obras de arte. No en el sentido técnico (que también podría ser según el nivel), sino en el emocional: cuando alguien diseña una propuesta de matrimonio interactiva, está creando una narrativa personal donde el jugador es protagonista y testigo al mismo tiempo.
Además, al utilizar herramientas accesibles, como los editores de niveles, estas historias demuestran que no hace falta ser desarrollador profesional para crear algo que conmueva y que sea funcional. Basta tener una idea clara, y la voluntad de plasmarla con honestidad y amor.
No hace falta ser desarrollador profesional para crear algo que conmueva y que sea funcional
El juego como acto de creación (y conexión)
En el fondo, todo esto revela una verdad profunda: los videojuegos ya no son solo entretenimiento. Se han convertido en espacios donde la gente crea, se expresa, experimenta. Un nivel de Mario puede ser un homenaje, un escenario de reconciliación, una carta de despedida o una propuesta de matrimonio.
Y esa es la belleza del mundo de los videojuegos: su capacidad para adaptarse a lo que cada jugador necesite que sea. La creatividad no tiene límites cuando se mezcla con la emoción. Y cada historia como la de Shane o Jae es una muestra de que, a veces, las ideas más simples —como un salto bien dado o una tubería que lleva a un mensaje oculto— pueden dejar una marca mucho más profunda que cualquier escena cinematográfica.
Algunas de estas parejas continúan su historia dentro de los videojuegos. Juegan juntos, crean niveles, o incluso organizan bodas temáticas dentro de títulos como Animal Crossing. Para ellos, el videojuego no fue solo el canal del "sí", sino el punto de partida para construir toda una vida compartida de aventuras, dentro y fuera de la pantalla.
*Foto de portada: Shane Birkinbine via Youtube
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